La pintura en su laberinto
Como ya dijera Jacques Lacan: Es más placentero dar vueltas alrededor del objeto de deseo que lanzarnos directamente a él. Y algo de esto pasa cuando nos enfrentamos a este conjunto de obras reunidas bajo el epígrafe Laberinto ocular, a esa sucesión de planos intercalados de celosías y garabatos solidificados, a esa especie de cuadros en donde el factor material se erige como una parte sustancial de la experiencia visual. Pinturas-objeto que, en el caso de esta serie, (se) conforman (en) el espacio tridimensional superponiendo tres niveles fundamentales, tres escalones o dispositivos gráficos: la estructura, la ligadura y la abertura.
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