Vida Láctea (2008)

25 11 2020 Docs

La pintura, aunque quiera, no puede sujetarse a una regla, lo habitual es que se desparrame. Aunque anhela un marco, en seguida se desata. Si las reglas son un tipo de obsesión y romperlas una especie de perversión, la pintura contemporánea no ha sabido con que carta quedarse y ha hecho de la contaminación su obsesión constitutiva.

Cuando la pintura me agarra la siento como algo que, siendo mío, en cierto modo se distancia de mí, diría más, se extravía de mí. La pintura se hace, nace, y ya está fuera de nosotros, ya no nos pertenece.

La pintura declara la guerra a eso que podría definirse como el hábito de la incomunicación ―esa forma rutinaria y vulgar de construir un drama donde no lo hay.

La calcificación de la incomunicación crónica yo la puedo neutralizar dando en la pintura algo de mí. Pero del mismo modo que un músculo en tensión es compensado por  otro que se relaja, el pudor a ser me aleja de mí mismo y el drama se diluye.

Los artistas gesticulamos constantemente para llamar la atención del otro, pero, por el mismo hecho de gesticular, el otro ya no puede reconocernos tal como somos. Uno ya no sabe quién es…

 

Sigue en pdf > Vida Láctea (2008)

 

 

 

 

About the author

Daniel: